Struggling School-Age Boys

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A new study says parents are right to worry about their sons.

[Newsweek, Sep 8, 2008]


By Peg Tyre

Every other week it seems a new study comes out that adds to our already-formidable arsenal of parental worries. But even by those escalating standards, the report issued last week by the federal government's National Center for Health Statistics contained a jaw-dropper: the parents of nearly one of every five boys in the United States were concerned enough about what they saw as their sons' emotional or behavioral problems that they consulted a doctor or a health-care professional. By comparison, about one out of 10 parents of girls reported these kinds of problems. (See the study here.)

The report confirms what many of us have been observing for some time now: that lots of school-age boys are struggling. And, parents are intensely worried about them.

What is ailing our sons? Some experts suggest we are witnessing an epidemic of ADHD and say boys need more medication. Others say that environmental pollutants found in plastics, among other things, may be eroding their attention spans and their ability to regulate their emotions.

Those experts may be right but I have another suggestion. Let's examine the way our child rearing and our schools have evolved in the last 10 years. Then ask ourselves this challenging question: could some of those changes we have embraced in our families, our communities and our schools be driving our sons crazy?

Instead of unstructured free play, parents now schedule their kids' time from dawn till dusk (and sometimes beyond.) By age 4, an ever-increasing number of children are enrolled in preschool. There, instead of learning to get along with other kids, hold a crayon and play Duck, Duck, Goose, children barely out of diapers are asked to fill out work sheets, learn computation or study Mandarin. The drumbeat for early academics gets even louder when they enter "real" school. Veteran teachers will tell you that first graders are now routinely expected to master a curriculum that, only 15 years ago, would have been considered appropriate for second, even third graders. The way we teach children has changed, too. In many communities, elementary schools have become test-prep factories—where standardized testing begins in kindergarten and "teaching to the test" is considered a virtue. At the same time, recess is being pushed aside in order to provide extra time for reading and math drills. So is history and opportunities for hands-on activities—like science labs and art. Active play is increasingly frowned on—some schools have even banned recess and tag. In the wake of school shootings like the tragedy at Virginia Tech, kids who stretch out a pointer finger, bend their thumb and shout "pow!" are regarded with suspicion and not a little fear.

Our expectations for our children have been ramped up but the psychological and physical development of our children has remained about the same. Some kids are thriving in the changing world. But many aren't. What parents and teachers see—and what this government study now shows—is that the ones who can't handle it are disproportionately boys.

Some researchers responded to last weeks' study by calling for more resources for more mental-health services for children—especially males. That's an admirable goal. But when nearly one in five boys has such serious behavioral and emotional issues that their parents are talking it over with their pediatrician, you can bet we are facing a problem that requires a more fundamental change in our society than medication or weekly therapy. Let's take a moment, before the school year gets any farther underway, and ask ourselves whether we are raising and educating our boys in a way that respects their natural development. And if we are not, let's figure out how we can bring our family life and our schools back into line.

This is one study that we ignore at our peril.

Peg Tyre is the author of "The Trouble With Boys: A Surprising Report Card On Our Sons, Their Problems at School and What Parents & Educators Must Do," which is being published this week by Crown, a division of Random House. She can be reached at www.pegtyre.com 

Se buscan desesperadamente educadores y maestros de escuela

WENZEL, presidente de BLLV, objeta una injusta política de empleo, que lleva a una feminización en las escuelas básicas y en los institutos de día.

[Bildungs Klick, München, 25.08.2008] 

El presidente de la unión de maestros y maestras de Baviera (BLLV), Klaus Wenzel, ha advertido sobre una adicional feminización de la profesión de maestros en todas las escuelas. Especialmente dramática es la situación en las escuelas básicas. También en los lugares de día, muy rara vez se encuentran varones. Los oficios de maestro/ a y educador/a  en las escuelas básicas son mal pagados y apenas ofrecen posibilidades de ascenso.

“Eso constituye injusta política de empleo “critica Wenzel.” Constituye una irresponsabilidad cuando los políticos de la educación y de la escolaridad acepten que a los chicos les faltan nociones de roles masculinos. Las consecuencias físicas y anímicas en chicos y chicas pueden ser dramáticas“. La profesión de maestros y de educadores tiene que ser igualmente atractivo para mujeres como para varones. A eso se agregan la valuación del trabajo, pero antes que nada una remuneración justa y posibilidades de ascenso. “Sólo así  se puede aumentar la atractividad de estas profesiones y aumentar a largo plazo la actualmente baja participación de varones”.

Educadores y maestros tienen impulsos diferentes a los de sus colegas femeninas. Por eso es importante ocuparse de una equilibrada presencia de ambos géneros. Wenzel: “chicos y chicas deben tener la oportunidad de orientarse con ambos géneros. Los varones y las mujeres solo pueden vivir una relación personal común en la que ambos se encuentran con reconocimiento de valores y respeto mutuo, cuando en su vida diaria existen varones y mujeres“. A muchos chicos les faltan  figuras de roles masculinos. Muchos recién después del cambio a la escuela secundaria entran en contacto durable con puntos de referencia masculinos. Casi uno de cada tres matrimonios en Alemania  es divorciado. 20 % de las madres educan a sus hijos sin los padres. De los tres millones de educadores solos, el 80 %  son mujeres. La mayoría de los chicos de matrimonios separados crecen junto a la madre. Pero también en familias intactas, muchos chicos crecen  viendo pocas veces al padre.

En las escuelas y lugares de día, este déficit continúa: en 2005/06, entre los estudiantes en profesorado para escuela básica, sólo 1 de cada 18 era varón, en el estado de Baviera, o bien a cada 944 mujeres correspondían 52 varones. La participación sigue estando hoy en el aproximadamente 6 %. En esa relación se encuentran sub-representados los varones en las escuelas  básicas de Baviera : allí enseñan hoy un 86 % de mujeres. Expresado en números: Del total de fuerzas de educación de las escuelas básicas de Baviera, incluidos los especialistas en ciertas materias, que asciende a 27.455,  23.535 son mujeres. En institutos, escuelas reales y escuelas principales, las cantidades aún son equilibradas. Sin embargo, por las cifras de los alumnos, es de prever que en poco tiempo también allí comience a crecer el número de mujeres. Cerca de “libres de varones“ son los jardines de infantes: la proporción de mujeres está en 98,9 %. Básicamente es válido: cuanto más jóvenes los alumnos, tanto mayor la proporción de mujeres. “La escasez de maestros y educadores, no pasa sin consecuencias por el alumno que está en desarrollo“ , destacó Wenzel. Los pocos maestros y educadores en el ambiente elemental está visto por los chicos como casos de excepción y de atracción. Por esa razón obtienen una mayor atención por parte del alumnado; por eso es alto el peligro de que se desfigure esa apreciación.

Una serie de estudios certifican mientras tanto que los varones sufren bajo la feminización de la profesión de maestros y educadores. También es válido que las chicas toman mayor conciencia de sí mismas si se encuentran frente a roles masculinos y además se las toma más en serio.

El Presidente de la BLLV estimuló al gobierno de Baviera a cuidar de que haya un mayor equilibrio entre varones y mujeres en todo tipo de escuelas y  jardines de infantes. “Esto no puede hacerse sin inversiones masivas en el nivel educativo elemental“ aclaró. “El ingreso actual de las educadoras es vergonzante. También deja que desear el pago de las maestras de escuela básica. Nadie debe asombrarse si los hombres prefieren profesiones en el comercio libre. Pero ante todo, las educadoras y las maestras de escuela básica necesitan tener más tiempo disponible y clases más pequeñas o grupos más reducidos, para poder actuar frente a los varones con mayor dedicación en cuanto a una mayor sensibilidad  ante necesidades especiales e intereses y para poder considerar adecuadamente las diferencias de género entre varones y chicas”.-

Fracaso escolar en España en 2006

El fracaso escolar alcanza ya al 30,8% de los estudiantes.

Por sexos, las diferencias entre chicos y chicas son de 14 puntos, pues mientras que fracasa el 23,6% de las mujeres, el fracaso de los chicos es del 37,6%.

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