Literacy Gap Between Boys & Girls. Boy-friendly Educational Approaches for Disinterested Male Students

[Jeannette Kavanagh, Apr 12, 2007]

In Australia, the Achievement Improvement Monitor (AIM) test data show that boys are struggling in literacy, compared to girls. That literacy gender gap is universal.

The Programme for International Student Assessment (PISA) is a collaborative effort by member countries of the Organisation for Economic Co-operation and Development (OECD) to produce reliable and internationally comparable indicators of student achievement. Every three years, beginning in 2000, PISA assesses the achievement of 15 year-olds in literacy, mathematics and scientific literacy.

PISA administered common international tests and background questionnaires to between 4,500 and 10,000 students in each of the thirty-two participating countries. The PISA goal was to compare how well students in early secondary school are prepared to meet the challenges of today's knowledge-based society.
In 2000, the USA’s neighbour Canada, ranked second in reading behind Finland, and sixth in mathematics. The US ranked fifteenth (15th ) in reading, and an abysmal nineteenth (19th ) in mathematics. The UK ranked seventh in reading and eighth in math. The biggest shock of all was that Germany lagged behind most of her European Union sister states, at 21st in reading and 20th in mathematics.

PISA confirmed another trend in education, namely that there is a significant gender gap in reading and writing. Girls performed significantly better than boys on the reading and writing tests in all countries. Even in Finland, the top-ranked participant, there was a gender gap in the results in reading. Finnish girls scored 571 while boys scored only 520. In Canada the literacy gender gap was similar with girls’ scores being 551 and boys gaining 519. Girls in the USA scored only 518 but American boys lagged behind at 490. The same literacy gender gap was noted in all participating countries.

Lower academic achievement can also have a negative impact on self-esteem. As the
Canadians noted, ‘poor reading performance can have a profound effect on performance in other subjects’. Boys were marginally ahead of girls in mathematics but it’s language literacy that is essential to academic success.Those figures have numerous negative implications. A smaller percentage of boys than girls finish high school – another worldwide phenomenon. Even when the boys do graduate high school, a smaller percentage of them are now enrolling in college or University.

One theory purports that schools simply don’t suit boys. Flinders University in South Australia interviewed 1,800 boys from 61 schools about boys’ declining rates of achievement and retention – another international phenomenon. A
summary of their main findings is that "most boys don’t value school; school work is boring, repetitive and irrelevant. Also, school … expects adult behaviour but doesn’t deliver an adult environment and there are not enough good teachers."


Boy-friendly Teaching

The 2000 PISA results were a shock, but one that lead to positive changes in curriculum and ways of teaching. To ensure greater academic success for boys, our literacy teaching strategies must be more engaging for boys. We must:

> Allow greater choice in topics and the way assignments are completed, presented and assessed.
> Focus classroom activities on ways to harness boys’ energy.
> Ensure that lessons allow for movement rather than expect hours of sitting still and being sedate.
> Make learning more activity-centred rather than pen and paper
> Increase the range of literacy practices that are taught
> Encourage team effort and collaborative learning. Boys can succeed when they contribute to part of a group project, rather than fail the entire task
> In selecting topics for reading and writing, see boys’ interest in real life tasks as a bonus not a deficit. Select more ‘how to’ books, non-fiction texts, comics, magazines based on their interests.
> Encourage students to create audio books, e-books, websites

Boys Adrift: los hijos de la apatía


[Analya Céspedes, desde Washington, D.C. - Revista Ya, El Mercurio]


Adictos a los juegos de video, despreocupados de sus notas, de su futuro y hasta de su independencia económica, faltos de pasión. Según el médico y sicólogo estadounidense Leonard Sax, ésas son algunas de las características que describen a muchos de los niños y jóvenes de hoy. En su libro, "Boys Adrift", identifica los cinco factores tras el "virus de la apatía" y propone algunas ideas para que estos "chicos a la deriva" desarrollen su potencial.

Al doctor Leonard Sax le asusta lo que está ocurriendo con los niños y adolescentes de hoy. Que desde que inician el kínder hasta que llegan a la universidad, son más débiles y menos ambiciosos que lo que eran hace veinte años. Que han sacrificado hasta su independencia en pos de la apatía, y a raíz de eso, por ejemplo, un tercio de los jóvenes de entre 22 y 34 años viven hoy en casa de sus padres. Todo un pecado en una sociedad como la estadounidense, que aprecia la emancipación.


En los últimos diez años –apunta en entrevista exclusiva con Revista Ya–, ha visto cientos de familias en las que las niñas son las ambiciosas y los hijos, desmotivados, flojos. O demasiado a menudo ve en su consulta, en un suburbio de Washington, a padres que frenéticamente se preguntan por qué sus hijos hombres flotan a la deriva, incapaces de tomar el control de su vida.

Aunque las chicas tienen sus propios problemas –principalmente asociados a los modelos físicos que el mercado sugiere como ideales–, Sax decidió estudiar el asunto y concentrarse en los varones, porque "el patrón opuesto es inusual". Y pese a que reconoce que no todos están infectados con el "virus de la apatía", como él lo llama, asegura que le alarma ver los números crecientes de jóvenes que se desconectan. "No los apasiona ninguna actividad de la vida real –aparte de los juegos de video, que no los relacionan con el mundo, a menos que el interés sea volar un avión de combate o dispararle a la gente". A Sax lo preocupa ver que esa actitud, que coincide con lo que en Chile se describe como el "no estar ni ahí", se ha transformado en la marca de la hombría. Dice que si bien existe una larga tradición de personajes que despreciaban el colegio y las reglas –como Tom Sawyer–, ellos estaban determinados a triunfar. Hoy, en cambio, Sax no ve esa ambición presente en los chicos, quienes desprecian los modelos tradicionales.

Mientras las matrículas de mujeres en campus universitarios crecen, la presencia masculina disminuye: pasó del 59 por ciento, en 1969, al 42 por ciento el año pasado. Ellas van a la universidad, se titulan, se independizan. Ellos, en cambio, estudian por un año o dos o más, a veces no se gradúan, aunque entre fiestas y salidas lo pasan divinamente bien. "Los chicos no parecen tener la motivación de sus hermanas, terminan con un trabajo part time en el mall o en Starbucks. Eventualmente, vuelven a la casa de sus padres o viven a expensas de sus parejas o de un familiar".

Hasta Hollywood se ha fijado en el tema. El 2006 se estrenó en Estados Unidos la película "Failure to Launch", donde Mathew McConaughey interpreta a un soltero de 35, que vive en la casa de sus padres. Hartos de pagarle los gastos, hacerle la comida y lavar su ropa, contratan a una profesional (Sarah Jessica Parker), que se dedica a darle un empujón a hombres como él para que dejen el nido. "Me impresionó la exactitud con la que capturó el fenómeno que venía estudiando hace años", dice Sax, quien escribió una editorial relacionada para The Washington Post. Luego hubo un foro con los lectores, que superó el récord de comentarios que hasta la fecha se habían posteado en esa sección.

El sicólogo Leonard Sax sabe sobre diferencias de género. En 2005 publicó el best seller "Why Gender Matters", en el que exploró las distintas formas en las que aprenden hombres y mujeres. Sax es defensor de los colegios separados para chicas y varones, un punto que vuelve a tocar en "Boys Adrift", su nuevo libro en el que describe el "virus de la apatía", los cinco factores que lo alimentan y que describimos a continuación.

Nuevas maneras de enseñar

Según Sax, los cambios en la manera de enseñar en los últimos 30 años han creado una actitud negativa hacia la educación. "Actividades tradicionales de kínder, como pintar con los dedos, han sido eliminadas y reemplazadas por un foco implacable en aprender a escribir y leer". ¿El resultado?: niños habilosos, sociables, pero que a los 5 años resultan catalogados de difíciles, porque tienen problemas para sentarse quietos en el colegio. Los profesores sugieren que tienen desórdenes de déficit de atención, a veces se los medica, pero Sax sostiene que la falla es del modelo educacional.

Leonard Sax comenta un estudio del National Institute of Mental Health de EE.UU. que sigue desde los noventa el desarrollo cerebral de los menores según sexo, y ha visto las diferencias en el tiempo y secuencias en que se desarrollan ambos. Al parecer, el área del lenguaje de los niños a los 5 años se ve como el de las niñas a los tres y medio. "Tratar de enseñarles a leer y escribir a hombrecitos de 5 años es probablemente tan inapropiado como tratar de hacerlo con niñas de tres y medio". La frustración que genera en los pequeños engendra una actitud negativa que se perpetuará a medida que crezca, dice. Pero "si se les enseña material que están mentalmente preparados para aprender es mucho menos probable que odien el colegio".

Protesta porque la educación actual ha extirpado la competitividad, que suele ser un buen aliciente para los hombres, más que para las mujeres, ya que les otorga un marco que les permite evaluar su progreso. La educación en colegios separados por sexo, piensa, permite crear "una cultura alternativa en la cual estudiar es cool".

Aconseja: Si es preciso, hay que dejar que los hombres empiecen un año más tarde el kínder, además de buscar un programa que enfatice el saber por sobre el simple conocer. A edad temprana, dice Sax, esa área se refuerza a través de la interacción sensorial con el entorno. "Ignorarlo puede ser nefasto, al coartar el desarrollo de la curiosidad".

Desvalorización del concepto de masculinidad

Leonard Sax advierte que si no se provee a un chico de modelos saludables de conducta, puede acabar reproduciendo los modelos inapropiados que ofrece el mercado, la televisión, las películas o los juegos de video. Y, dado los cambios en la cultura popular en las últimas décadas, es probable que termine con Homero Simpson o con un cantante de rap como figura para imitar. El doctor recuerda, en cambio, cómo hace algunos años el programa familiar más popular era "El Show de Bill Cosby", que mostraba al actor como el pilar fuerte de una familia que lo respetaba.

Aconseja: Hay que restaurar los lazos entre generaciones para que, a diferencia de lo que ocurre hoy en Estados Unidos, un adolescente se relacione más que sólo con amigos de su misma edad. El autor recomienda escoger una comunidad de hombres, relacionada a alguna actividad (ya sea un deporte u otro interés) que permita al chico interactuar con adultos de su mismo sexo, entender sus vidas, experiencias y sueños e, idealmente, aprender de ellos. "La masculinidad es mímesis", recalca Sax.

La influencia de los juegos de video

Según el sicólogo, la consola de juego ha reemplazado una actividad primordial en la vida de los adolescentes: jugar en la calle. "Un chico de hoy pasa más de 13 horas a la semana frente a la pantalla y, para algunos, ése es un riesgo".
Sax explica que en muchos de los desmotivados prima el deseo de estar a cargo de su entorno, el llamado "will to power". A través de los videojuegos se representa una visión de mundo egocéntrica, que hace al chico sentirse especial y dueño de un destino que tarde o temprano se materializará. "Los juegos les ofrecen satisfacer rápidamente esa necesidad de control y de poder". Antaño, asegura, personajes en los que predominaba esa personalidad, probablemente crecían para transformarse en modelos de conducta –positivos o negativos–, aventureros, políticos destacados, pero hoy la realidad es otra. "Sospecho que un niño que nazca hoy con el ADN del General Patton o Howard Hughes sería más vulnerable a ser adicto a los juegos de video", escribe Sax.

El doctor reconoce lo cautivantes que se han vuelto los juegos de video: "Después de pasarse dos horas persiguiendo terroristas, hacer la tarea de gramática puede ser la peor de las latas, o después de jugar con un joystick, un deporte real resulta "demasiado demandante", como le dijo un entrenador de fútbol de un colegio. Y afirma que pese a que hace a los chicos más rápidos para apretar botones y para aprender a pasar etapas en un juego, los deja menos aptos para resolver y entender problemas concretos.

Aconseja: Jugar máximo cuarenta minutos los días de colegio y una hora los fines de semana como límite, y eliminar juegos que promuevan la "agresión antisocial"; es decir, si la relación con la consola interfiere con actividades como juntarse con los amigos o comer en familia, hay que intervenir. Lo principal es ayudar al niño a reconectarse con el mundo, señala. "Es probable que cualquier acción no tenga efecto si no se provee de una alternativa para el impulso que intenta reemplazar". Aconseja actividades más excitantes que un juego, como un deporte de alto contacto físico y competitividad.

Medicamentos para la hiperactividad y el déficit atencional

Sax reconoce que los síndromes de déficit de atención e hiperactividad no fueron inventados ayer para vender más medicamentos, pero sí lo alarma el alza en los diagnósticos. A su parecer, la aceleración del currículo académico a edad temprana es una causante de la explosión en la prescripción de drogas para los preescolares. El problema es que "incluso un período corto de uso de estas drogas, por un año o menos, puede llevar a cambios en la personalidad. El chico que acostumbraba a ser agradable, extrovertido y aventurero, se vuelve irritable y flojo", menciona el experto.

Según Sax, nuevos estudios sugieren que es posible que estos medicamentos afecten el cerebro alterando el flujo sanguíneo hacia el cortex prefrontal dorsolateral, un área del cerebro que funciona en equilibrio con el "nucleus accumbens", que traduce la motivación en acción.

Aconseja: Prevenir el abuso, insistiendo en que al niño se le haga un diagnóstico exhaustivo y adecuado. Y conseguir la asesoría de un profesional que se atreva a cuestionar al colegio y a su modelo de educación.

Alteradores del sistema endocrino

En Estados Unidos existen estudios que evidencian que un componente presente en ciertos plásticos, los phthalates –y especialmente los llamados PET– (que abundan en el medioambiente a través de botellas agua, bebidas y contenedores de alimentos), imitan la acción de hormonas femeninas. Y que los mismos alteradores endocrinos que aceleran la pubertad en la mujer, la retrasan o la perturban en los hombres. Más recientemente, en este país se están investigando los efectos nocivos que los estrógenos medioambientales causan en los niños, y que sugieren que éstos podrían ser responsables de las tasas más altas de déficit de atención e hiperactividad. O aún más, explica Sax: en los hombres, la testosterona es responsable del interés sexual, pero también del deseo de alcanzar objetivos, ser el mejor y competir, y afectar su acción puede influir en esas áreas.

Aconseja: Disminuir la exposición desde pequeños a estos productos, evitando juguetes de vinil y mamaderas o chupetes que contengan phthalates. Preferir aquellos fabricados sin PVC. También sugiere no usar plásticos en el microondas, porque al subir la temperatura, los PET se filtran en los alimentos o líquidos que contienen. Y preferir el vidrio para las botellas portátiles.

La realidad que viven las niñas

El doctor Leonard Sax entrega las razones por las cuales los factores que él plantea en su libro no afectan de igual modo a las mujeres.

¿Por qué las niñas se sienten menos atraídas a los videojuegos que los niños?

"En nuestro país el niño promedio gasta trece horas a la semana en videojuegos, en cambio las niñas pasan cuatro. Nos preguntamos por qué ocurría eso y por qué los niños y las niñas juegan diferentes videojuegos. La razón es que el formato de algunos –como dispararle a extraterrestres o participar en una carrera– es más bien competitivo, y eso apela a los niños más que a las niñas. Hay muy pocas instancias para satisfacer ese tipo de impulsos en la vida diaria de un niño. Un niño encuentra que es un gran logro cuando le dispara a un extraterrestre y no va a encontrar demasiadas oportunidades para satisfacer esa urgencia en su vida cotidiana, pero en los videojuegos realmente lo encuentra porque está diseñado para apelar a eso".

Las niñas están más comprometidas e interesadas con las relaciones sociales, y con hablar y conocer mejor a la gente, afirma Sax. "Prefieren eso en lugar de 'exterminar' en un videojuego. Pero aclaro que en mi libro sí me refiero a los beneficios que los videojuegos tienen para los niños. Por ejemplo, les ayudan a mejorar la coordinación entre su campo visual y sus manos. Pero el punto es que en la vida real, si trabajas como médico, abogado, periodista o lo que sea, no te sirve tener la habilidad de disparar muy rápido, sino que te sirve el saber escuchar, el saber interpretar y el saber conocer al ser humano, qué cosas está queriendo decir durante una discusión, y eso no te lo da un juego de este tipo".
El déficit atencional y las niñas: Sax aclara que en Estados Unidos hay más niños hombres que están bajo medicación. "No sabemos si las drogas afectan de igual modo a niños y niñas; la evidencia que tengo sólo se aplica a niños, porque hay muchos más hombrecitos tomando estos medicamentos. No sabemos qué efecto específico puede tener en las niñas porque nuestros estudios solamente se han aplicado en ellos".

Efectos de ciertas sustancias de los envases plásticos en ellas: "Afecta a las niñas de un modo muy dañino, particularmente, acelera sus procesos de pubertad, llegan a esta etapa más temprano de lo que les corresponde y eso no le pasa a los chicos. Entonces, hay una brecha de crecimiento. Además, aumenta los índices de cáncer de mama. No les afecta la motivación, sino salud".

Los problemas de las mujeres: Con "Boys Adrift" Sax no quiere decir que las niñas no tengan problemas, lo que sucede es que responden a otra clase de predicamentos. "Las chicas en nuestro país están teniendo muchos problemas, en particular enfocados al tema de la apariencia, en ser regias y flacas, lucir lindas siempre. Eso es muy dañino para ellas; la naturaleza competitiva es grande, porque están muy preocupadas de meterse en la universidad correcta, de tener buenas notas. Las chicas hoy están más ansiosas que las niñas de hace 30 años, entonces están teniendo problemas también. No encontramos muchas mujeres en nuestro país que tengan veintitantos y que estén desganadas, o que estén viviendo en casa sin importarles nada de la vida, o estando sin hacer nada. Las mujeres tienen diferentes problemas, pero ser floja no es uno de ellos".

Sax apunta a un aspecto clave respecto de su libro: no hay que confundir "niño desmotivado" con "niño infeliz". "Son cosas totalmente diferentes. Existen jóvenes hombres ya mayores que siguen viviendo en la casa de sus padres, pero son muy felices, mientras que hay muchas mujeres que trabajan duro y están muy tristes". No hay una condición genética o mental entre hombres y mujeres para explicar esta tendencia. "Lo que pasa es que ha habido un gran cambio; hace treinta años eran los hombres los más motivados en la vida. Hoy el proceso se invirtió y son las mujeres las que están más motivadas".

Giving Disorganized Boys the Tools for Success

[The New York Times, January 1, 2008]

By
ALAN FINDER

Ana Homayoun repeats that question countless times a day. No, she does not screen airline passengers or work security at a basketball arena.

Ms. Homayoun is a tutor. She helps teenagers with subjects like math and science, but she particularly specializes in teaching boys how to become more organized.


One afternoon in her cozy office suite in this affluent suburb south of San Francisco, she asked John Ferrari, 14, to go through a two-inch stack of papers he pulled from his backpack. He sorted through the papers, placing them in separate piles — writing, spelling, vocabulary, tests — to bring order to his loose-leaf binder.

“Oh, here’s my class schedule, what a relief,” said John, an eighth grader.
A moment later, he stumbled across something even more valuable. “I have to turn this in tomorrow,” John said. “It’s the name I want on my diploma.”


With girls outperforming boys these days in high school and college, educators have been sparring over whether there is a crisis in the education of boys. Some suggest the need for more single-sex schools, more male role models or new teaching techniques. Others are experimenting with physical changes in classrooms that encourage boys to move around, rather than trying to anchor them to their seats.

But as they debate, high-priced tutors and college counselors have jumped into the fray by charging as much as $100 an hour and up to bring boys to heel.


The tutors say their main focus is organizational skills because boys seem generally to have more difficulty getting organized and multitasking than girls do.
And so private counselors in places as diverse as Chicago, New York City, Sarasota, Fla., and Bennington, Vt., who guide juniors and seniors in applying to college, have devised elaborate systems — from color-coded, four-month calendars that mark dozens of deadlines to file boxes that students must take to each session.

Donna Goldberg began working with students in Manhattan on how to get organized 17 years ago. Her inspiration was her own son, then in seventh grade. Mrs. Goldberg was astonished to learn that he had not been turning in any homework.

“He opened his backpack, which was really a black hole, and he said, ‘Here it is,’ ” she said. He had not understood that in seventh grade he was responsible for handing in his homework, instead of waiting to be asked.

Some educators think the tutors are on the right track, whether or not there is science to back them up. “The guys just don’t seem to develop the skills that involve organization as early,” said Judith Kleinfeld, a psychology professor at the University of Alaska and founder of the Boys Project, a coalition of researchers, educators and parents to address boys’ problems.

Mrs. Goldberg, Ms. Homayoun and other private tutors say boys must learn not only how to organize, but also how to manage their time and even how to study.
Robert Gittings, a sixth grader, has been coming weekly to work with Ms. Homayoun since September. He, too, is asked to empty his backpack, and on one visit, cheerfully removed a vast collection of textbooks, binders, workbooks, paperback books and hardcover library books.

Most of the binders were orderly and reasonably neat. But there was a stack of papers from science, nearly an inch thick, that needed to be sorted.
“Do you have homework for tonight?” Ms. Homayoun asked.

He replied, “We have a work sheet.” But it was not in the homework section of the science binder or in his daily planner.

Then Robert remembered where he put it. From a side pocket of his backpack, he pulled a sheet of paper that has been folded into a tiny rectangle.

Ms. Homayoun laughed and said gently, “Maybe we should put that in the homework section?”

Ms. Homayoun opened her business, Green Ivy Educational Consulting, not long after graduating from
Duke University in 2001. She created her organizational system — basically an elaboration of the ways she studied in high school — after she began tutoring six years ago.

“I would ask, What’s the class that troubles you the most?” she said. “I would ask to see the binder, and it would always be the messiest.”

She requires her clients to have a three-ring, loose-leaf binder for each academic subject, to divide each binder into five sections — notes, homework, handouts, tests and quizzes, and blank paper — and to use a hole puncher relentlessly, so that every sheet of school-related paper is put into its proper home.


Students must maintain a daily planner; they are required to number the order in which they want to do each day’s homework and draw a box next to each assignment, so it can be checked off when completed.

Homework must be done in a two-hour block in a quiet room, with absolutely no distractions: no instant messaging, no Internet, no music, no cellphone, no television.

While some girls need help getting organized, at least three-quarters of her students are boys, Ms. Homayoun said. Girls usually adopt her methods more quickly.

“Girls pick up on this much faster,” said Ms. Homayoun, 28, who has a relaxed but firm manner and a gift for diplomacy with teenagers and their parents. “Boys, you still have to be on them for a while. They’re not going to pick up on it immediately. You have to roll with it.”

Two seniors arrived for weekly appointments, expecting to complete their college applications and file them online. But the tutor discovered that one boy left out sections of basic personal information on his application, while the other missed a requirement for three short essays by the
University of Virginia. Each was disappointed that there was more work to do.

“Sorry,” she consoled one. “It’s like thinking you’ve finished a marathon and finding out you have three miles left.”

With guidance and constant follow-up, boys can make significant progress, Ms. Homayoun said. Ernie McMillan, 17, a high school senior who has been working with her since the summer before his junior year, is one example. He created orderly binders, kept on top of his daily planner, took notes while reading and even agreed to eliminate distractions during homework.

In the spring of his sophomore year, Mr. McMillan had a 2.8 grade-point average, a B-minus. After working with Ms. Homayoun, he raised his average to 3.1 in the first semester of his junior year. Last spring, he brought it up to 3.5, a B-plus.


“I was really happy about that,” he said. “I always thought I could do it, and I didn’t understand why I couldn’t. I just needed that backing, that structure. I was turning in my assignments on time. I was working ahead on my classes. I was organized in a way I never had been before.”

Mr. McMillan stopped for a moment, before adding, “She totally reworked my backpack, too.”




Boys, Engagement, Bullying/Cyber-Bullying & Learning

Australasian Boys Education Network

NATIONAL CONFERENCE SERIES 2008

>April 21 Melbourne
>May 9 Adelaide
>May 12 Perth
>May 15 Brisbane
>May 16 Sydney


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Ein Schnuppertag jetzt auch für Buben

[SüdWest Presse, 06.02.2008]

Um Mädchen für naturwissenschaftliche Berufe zu interessieren, gibts den "Girls Day". Mit dem "Boys Day" sollen nun Buben für Frauenberufe begeistert werden.

ANDREAS BÖHME

STUTTGARTMänner als Kindergärtner, Altenpfleger, Grundschullehrer? Fehlanzeige. Wie Mädchen, die sich allzu oft auf typische Frauenberufe stürzen, haben auch die Buben ein eingeschränktes Berufswahlverhalten. Mechaniker und Kaufmann stehen oben auf der Wunschliste, soziale oder erzieherische Berufe kommen hingegen kaum vor. Der "Boys Day" am 24. April soll das ändern. In Deutschland ist das baden-württembergische Vorhaben bislang einzigartig. Nach dem Vorbild des Berufs-Schnuppertags für Mädchen plant Sozialministerin Monika Stolz (CDU) nun ähnliches für Buben. Denn die sind das Sorgenkind der Erziehungswissenschaft.


Ihre Leistungen sind schlechter und zudem sind sie verhaltensauffälliger als die Mädchen. Stolz will nicht verallgemeinern, vielmehr gehe es "um die Bildungskrise einer bestimmten Gruppe von Jungen und um die Frage, warum es ihnen so schwer fällt, den sozialen Anforderungen der modernen Schule gerecht zu werden". Die Antwort gilt für alle Buben: Die Männerquote in Erziehungseinrichtungen ist zu gering. Dabei brauchen Jungen schon im Kindergarten und der Grundschule männliche Vorbilder, an denen sie sich orientieren können. Der "Boys Day" soll das ändern. Er bietet gezielte Werbung bei Schülern im Rahmen des berufsorientierenden Unterrichts an Realschulen und Gymnasien. Gerade in den sozialen Berufen steigt der Bedarf an Arbeitskräften, zusätzliches Interesse der Jungen geht deshalb nicht zu Lasten der Mädchen, sondern wirkt nur einer Aufteilung des Arbeitsmarktes in frauen- und männertypische Berufe entgegen. "Chancengleichheit ist eine gesellschaftliche Notwendigkeit", sagt Stolz. Vergangene Woche hat sie den Vorsitz der Gleichstellungs- und Frauenministerkonferenz der Länder und des Bundes übernommen. Chancengleichheit sei nicht einfach ein weiteres "weiches" Thema, sondern schlichte gesellschaftliche Notwendigkeit. Gerade für Jugendliche mit Migrationshintergrund, bei denen die Berufswahl noch viel stärker von geschlechtsspezifischem Rollenverhalten geprägt ist, müsse man eingefahrenen Verhaltensmustern begegnen.

Männliche Vorbilder gesucht

[Kölnische Rundschau, 31.01.08]

VON BIANCA POHLMANN,

Gemeinschaftsgrundschule Kapitelstraße in Köln-Kalk. Und dort mittlerweile der einzige männliche Vertreter im Kollegium.


Dass er sich nach seiner Ausbildung die Laufbahn an der Grundschule wählte, war eher eine zufällige, als eine bewusste Entscheidung. Er studierte auf Lehramt für die Klassen eins bis zehn. Als er anschließend eine Stelle suchte, herrschte in Nordrhein-Westfalen gerade großer Bedarf an Grundschullehrern. „So bin ich dort gelandet“, erzählt Raabe. Und wehrt sich seitdem gegen allgemein vorherrschende Klischees. „Viele denken, das ist kein Beruf für einen Mann, mit kleinen Kindern umzugehen. Aber auch Männer haben die Kompetenz des Erziehens.“

In der Familienpolitik wird verstärkt dafür geworben, im Schulwesen ist das Argument aber noch nicht angekommen. „In der Gesellschaft gibt es immer noch das Vorurteil, man bräuchte an der Grundschule keine so hohe fachliche Qualifikation“, ärgert sich Raabe. Dabei fordert die tägliche Arbeit gerade von Grundschullehrern neben dem Fachwissen ein hohes Maß an Kreativität, Vielfalt und Engagement.

Wie wichtig ein ausgewogenes Verhältnis von Männern und Frauen in einer Schulklasse ist, hat Raabe dabei im Unterricht immer wieder erlebt. „Egal ob Lehrer oder Lehrerin, alle unterrichten nach den gleichen Richtlinien und Lehrplänen. Aber es gibt Unterschiede in der Art des Unterrichts und des Umgangs miteinander“, weiß Raabe, der auch Vorsitzender der Fachgruppe Grundschule Köln der Gewerkschaft Erziehung und Wissenschaft (GEW) und Vorsitzender des Lehrerpersonalrats Grund- und Hauptschulen in Köln ist. Zum Beispiel im Sexualkundeunterricht. Hier Fragen zu stellen, dafür bedarf es schon eine Menge Vertrauen. Das sei oft schon schwierig vor den Mädchen der Klasse, aber auch gegenüber einer Lehrerin. Ein weiteres Beispiel, so Raabe, ist der Sportunterricht. „Jungen brauchen mehr kämpferische Akzente, müssen sich austoben.“

Doch vor allem sei es wichtig, Lehrer und Lehrerinnen als Vorbilder zu erleben. Sowohl für Jungen als auch für Mädchen. „Bis zum Ende der vierten Klasse besteht eine Orientierung fast immer nur an Frauen“, hat er in all den Jahren festgestellt.

Dabei fände er es besonders wichtig, den Kindern speziell ein Miteinander von Männern und Frauen zu vermitteln. In der Grundschule an der Kölner Kapitelstraße ist die Zahl der Kinder mit Migrationshintergrund groß. Und bei einer ganzen Reihe von Kindern müsse man feststellen, dass sie ihre jungen Mütter nicht so ernst nähmen. Ein Problem, dass dann bei den Grundschullehrerinnen auflaufe. Dabei hält Wolfgang Raabe nichts von dem Argument, ein Lehrer könne besser ein Machtwort sprechen, werde von Jungen ernster genommen. Ideal sei es eher, wenn Lehrer und Lehrerin gemeinsam ein Projekt leiten würden. Und beide als Autoritätsperson verstanden werden.
So könnte seiner Meinung nach noch eine weitere Lücke geschlossen werden: Und zwar die im Kreis des Kollegiums. „Es wäre schön, wenn man beide Geschlechter im Team hätte, sie sich abstimmen und austauschen könnten.“

Confident, capable and creative: supporting boys’ achievements

Guidance for practitioners in the Early Years Foundation Stage. Department for children, schools and families, 2007.

PDF

Lesson Plans for Boys

South Carolina Department of Education.

Single-Gender Initiatives
Below are links to several lesson plans and activities for Boys


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Mr. David Chadwell

Education Associate
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