Boys Adrift: los hijos de la apatía


[Analya Céspedes, desde Washington, D.C. - Revista Ya, El Mercurio]


Adictos a los juegos de video, despreocupados de sus notas, de su futuro y hasta de su independencia económica, faltos de pasión. Según el médico y sicólogo estadounidense Leonard Sax, ésas son algunas de las características que describen a muchos de los niños y jóvenes de hoy. En su libro, "Boys Adrift", identifica los cinco factores tras el "virus de la apatía" y propone algunas ideas para que estos "chicos a la deriva" desarrollen su potencial.

Al doctor Leonard Sax le asusta lo que está ocurriendo con los niños y adolescentes de hoy. Que desde que inician el kínder hasta que llegan a la universidad, son más débiles y menos ambiciosos que lo que eran hace veinte años. Que han sacrificado hasta su independencia en pos de la apatía, y a raíz de eso, por ejemplo, un tercio de los jóvenes de entre 22 y 34 años viven hoy en casa de sus padres. Todo un pecado en una sociedad como la estadounidense, que aprecia la emancipación.


En los últimos diez años –apunta en entrevista exclusiva con Revista Ya–, ha visto cientos de familias en las que las niñas son las ambiciosas y los hijos, desmotivados, flojos. O demasiado a menudo ve en su consulta, en un suburbio de Washington, a padres que frenéticamente se preguntan por qué sus hijos hombres flotan a la deriva, incapaces de tomar el control de su vida.

Aunque las chicas tienen sus propios problemas –principalmente asociados a los modelos físicos que el mercado sugiere como ideales–, Sax decidió estudiar el asunto y concentrarse en los varones, porque "el patrón opuesto es inusual". Y pese a que reconoce que no todos están infectados con el "virus de la apatía", como él lo llama, asegura que le alarma ver los números crecientes de jóvenes que se desconectan. "No los apasiona ninguna actividad de la vida real –aparte de los juegos de video, que no los relacionan con el mundo, a menos que el interés sea volar un avión de combate o dispararle a la gente". A Sax lo preocupa ver que esa actitud, que coincide con lo que en Chile se describe como el "no estar ni ahí", se ha transformado en la marca de la hombría. Dice que si bien existe una larga tradición de personajes que despreciaban el colegio y las reglas –como Tom Sawyer–, ellos estaban determinados a triunfar. Hoy, en cambio, Sax no ve esa ambición presente en los chicos, quienes desprecian los modelos tradicionales.

Mientras las matrículas de mujeres en campus universitarios crecen, la presencia masculina disminuye: pasó del 59 por ciento, en 1969, al 42 por ciento el año pasado. Ellas van a la universidad, se titulan, se independizan. Ellos, en cambio, estudian por un año o dos o más, a veces no se gradúan, aunque entre fiestas y salidas lo pasan divinamente bien. "Los chicos no parecen tener la motivación de sus hermanas, terminan con un trabajo part time en el mall o en Starbucks. Eventualmente, vuelven a la casa de sus padres o viven a expensas de sus parejas o de un familiar".

Hasta Hollywood se ha fijado en el tema. El 2006 se estrenó en Estados Unidos la película "Failure to Launch", donde Mathew McConaughey interpreta a un soltero de 35, que vive en la casa de sus padres. Hartos de pagarle los gastos, hacerle la comida y lavar su ropa, contratan a una profesional (Sarah Jessica Parker), que se dedica a darle un empujón a hombres como él para que dejen el nido. "Me impresionó la exactitud con la que capturó el fenómeno que venía estudiando hace años", dice Sax, quien escribió una editorial relacionada para The Washington Post. Luego hubo un foro con los lectores, que superó el récord de comentarios que hasta la fecha se habían posteado en esa sección.

El sicólogo Leonard Sax sabe sobre diferencias de género. En 2005 publicó el best seller "Why Gender Matters", en el que exploró las distintas formas en las que aprenden hombres y mujeres. Sax es defensor de los colegios separados para chicas y varones, un punto que vuelve a tocar en "Boys Adrift", su nuevo libro en el que describe el "virus de la apatía", los cinco factores que lo alimentan y que describimos a continuación.

Nuevas maneras de enseñar

Según Sax, los cambios en la manera de enseñar en los últimos 30 años han creado una actitud negativa hacia la educación. "Actividades tradicionales de kínder, como pintar con los dedos, han sido eliminadas y reemplazadas por un foco implacable en aprender a escribir y leer". ¿El resultado?: niños habilosos, sociables, pero que a los 5 años resultan catalogados de difíciles, porque tienen problemas para sentarse quietos en el colegio. Los profesores sugieren que tienen desórdenes de déficit de atención, a veces se los medica, pero Sax sostiene que la falla es del modelo educacional.

Leonard Sax comenta un estudio del National Institute of Mental Health de EE.UU. que sigue desde los noventa el desarrollo cerebral de los menores según sexo, y ha visto las diferencias en el tiempo y secuencias en que se desarrollan ambos. Al parecer, el área del lenguaje de los niños a los 5 años se ve como el de las niñas a los tres y medio. "Tratar de enseñarles a leer y escribir a hombrecitos de 5 años es probablemente tan inapropiado como tratar de hacerlo con niñas de tres y medio". La frustración que genera en los pequeños engendra una actitud negativa que se perpetuará a medida que crezca, dice. Pero "si se les enseña material que están mentalmente preparados para aprender es mucho menos probable que odien el colegio".

Protesta porque la educación actual ha extirpado la competitividad, que suele ser un buen aliciente para los hombres, más que para las mujeres, ya que les otorga un marco que les permite evaluar su progreso. La educación en colegios separados por sexo, piensa, permite crear "una cultura alternativa en la cual estudiar es cool".

Aconseja: Si es preciso, hay que dejar que los hombres empiecen un año más tarde el kínder, además de buscar un programa que enfatice el saber por sobre el simple conocer. A edad temprana, dice Sax, esa área se refuerza a través de la interacción sensorial con el entorno. "Ignorarlo puede ser nefasto, al coartar el desarrollo de la curiosidad".

Desvalorización del concepto de masculinidad

Leonard Sax advierte que si no se provee a un chico de modelos saludables de conducta, puede acabar reproduciendo los modelos inapropiados que ofrece el mercado, la televisión, las películas o los juegos de video. Y, dado los cambios en la cultura popular en las últimas décadas, es probable que termine con Homero Simpson o con un cantante de rap como figura para imitar. El doctor recuerda, en cambio, cómo hace algunos años el programa familiar más popular era "El Show de Bill Cosby", que mostraba al actor como el pilar fuerte de una familia que lo respetaba.

Aconseja: Hay que restaurar los lazos entre generaciones para que, a diferencia de lo que ocurre hoy en Estados Unidos, un adolescente se relacione más que sólo con amigos de su misma edad. El autor recomienda escoger una comunidad de hombres, relacionada a alguna actividad (ya sea un deporte u otro interés) que permita al chico interactuar con adultos de su mismo sexo, entender sus vidas, experiencias y sueños e, idealmente, aprender de ellos. "La masculinidad es mímesis", recalca Sax.

La influencia de los juegos de video

Según el sicólogo, la consola de juego ha reemplazado una actividad primordial en la vida de los adolescentes: jugar en la calle. "Un chico de hoy pasa más de 13 horas a la semana frente a la pantalla y, para algunos, ése es un riesgo".
Sax explica que en muchos de los desmotivados prima el deseo de estar a cargo de su entorno, el llamado "will to power". A través de los videojuegos se representa una visión de mundo egocéntrica, que hace al chico sentirse especial y dueño de un destino que tarde o temprano se materializará. "Los juegos les ofrecen satisfacer rápidamente esa necesidad de control y de poder". Antaño, asegura, personajes en los que predominaba esa personalidad, probablemente crecían para transformarse en modelos de conducta –positivos o negativos–, aventureros, políticos destacados, pero hoy la realidad es otra. "Sospecho que un niño que nazca hoy con el ADN del General Patton o Howard Hughes sería más vulnerable a ser adicto a los juegos de video", escribe Sax.

El doctor reconoce lo cautivantes que se han vuelto los juegos de video: "Después de pasarse dos horas persiguiendo terroristas, hacer la tarea de gramática puede ser la peor de las latas, o después de jugar con un joystick, un deporte real resulta "demasiado demandante", como le dijo un entrenador de fútbol de un colegio. Y afirma que pese a que hace a los chicos más rápidos para apretar botones y para aprender a pasar etapas en un juego, los deja menos aptos para resolver y entender problemas concretos.

Aconseja: Jugar máximo cuarenta minutos los días de colegio y una hora los fines de semana como límite, y eliminar juegos que promuevan la "agresión antisocial"; es decir, si la relación con la consola interfiere con actividades como juntarse con los amigos o comer en familia, hay que intervenir. Lo principal es ayudar al niño a reconectarse con el mundo, señala. "Es probable que cualquier acción no tenga efecto si no se provee de una alternativa para el impulso que intenta reemplazar". Aconseja actividades más excitantes que un juego, como un deporte de alto contacto físico y competitividad.

Medicamentos para la hiperactividad y el déficit atencional

Sax reconoce que los síndromes de déficit de atención e hiperactividad no fueron inventados ayer para vender más medicamentos, pero sí lo alarma el alza en los diagnósticos. A su parecer, la aceleración del currículo académico a edad temprana es una causante de la explosión en la prescripción de drogas para los preescolares. El problema es que "incluso un período corto de uso de estas drogas, por un año o menos, puede llevar a cambios en la personalidad. El chico que acostumbraba a ser agradable, extrovertido y aventurero, se vuelve irritable y flojo", menciona el experto.

Según Sax, nuevos estudios sugieren que es posible que estos medicamentos afecten el cerebro alterando el flujo sanguíneo hacia el cortex prefrontal dorsolateral, un área del cerebro que funciona en equilibrio con el "nucleus accumbens", que traduce la motivación en acción.

Aconseja: Prevenir el abuso, insistiendo en que al niño se le haga un diagnóstico exhaustivo y adecuado. Y conseguir la asesoría de un profesional que se atreva a cuestionar al colegio y a su modelo de educación.

Alteradores del sistema endocrino

En Estados Unidos existen estudios que evidencian que un componente presente en ciertos plásticos, los phthalates –y especialmente los llamados PET– (que abundan en el medioambiente a través de botellas agua, bebidas y contenedores de alimentos), imitan la acción de hormonas femeninas. Y que los mismos alteradores endocrinos que aceleran la pubertad en la mujer, la retrasan o la perturban en los hombres. Más recientemente, en este país se están investigando los efectos nocivos que los estrógenos medioambientales causan en los niños, y que sugieren que éstos podrían ser responsables de las tasas más altas de déficit de atención e hiperactividad. O aún más, explica Sax: en los hombres, la testosterona es responsable del interés sexual, pero también del deseo de alcanzar objetivos, ser el mejor y competir, y afectar su acción puede influir en esas áreas.

Aconseja: Disminuir la exposición desde pequeños a estos productos, evitando juguetes de vinil y mamaderas o chupetes que contengan phthalates. Preferir aquellos fabricados sin PVC. También sugiere no usar plásticos en el microondas, porque al subir la temperatura, los PET se filtran en los alimentos o líquidos que contienen. Y preferir el vidrio para las botellas portátiles.

La realidad que viven las niñas

El doctor Leonard Sax entrega las razones por las cuales los factores que él plantea en su libro no afectan de igual modo a las mujeres.

¿Por qué las niñas se sienten menos atraídas a los videojuegos que los niños?

"En nuestro país el niño promedio gasta trece horas a la semana en videojuegos, en cambio las niñas pasan cuatro. Nos preguntamos por qué ocurría eso y por qué los niños y las niñas juegan diferentes videojuegos. La razón es que el formato de algunos –como dispararle a extraterrestres o participar en una carrera– es más bien competitivo, y eso apela a los niños más que a las niñas. Hay muy pocas instancias para satisfacer ese tipo de impulsos en la vida diaria de un niño. Un niño encuentra que es un gran logro cuando le dispara a un extraterrestre y no va a encontrar demasiadas oportunidades para satisfacer esa urgencia en su vida cotidiana, pero en los videojuegos realmente lo encuentra porque está diseñado para apelar a eso".

Las niñas están más comprometidas e interesadas con las relaciones sociales, y con hablar y conocer mejor a la gente, afirma Sax. "Prefieren eso en lugar de 'exterminar' en un videojuego. Pero aclaro que en mi libro sí me refiero a los beneficios que los videojuegos tienen para los niños. Por ejemplo, les ayudan a mejorar la coordinación entre su campo visual y sus manos. Pero el punto es que en la vida real, si trabajas como médico, abogado, periodista o lo que sea, no te sirve tener la habilidad de disparar muy rápido, sino que te sirve el saber escuchar, el saber interpretar y el saber conocer al ser humano, qué cosas está queriendo decir durante una discusión, y eso no te lo da un juego de este tipo".
El déficit atencional y las niñas: Sax aclara que en Estados Unidos hay más niños hombres que están bajo medicación. "No sabemos si las drogas afectan de igual modo a niños y niñas; la evidencia que tengo sólo se aplica a niños, porque hay muchos más hombrecitos tomando estos medicamentos. No sabemos qué efecto específico puede tener en las niñas porque nuestros estudios solamente se han aplicado en ellos".

Efectos de ciertas sustancias de los envases plásticos en ellas: "Afecta a las niñas de un modo muy dañino, particularmente, acelera sus procesos de pubertad, llegan a esta etapa más temprano de lo que les corresponde y eso no le pasa a los chicos. Entonces, hay una brecha de crecimiento. Además, aumenta los índices de cáncer de mama. No les afecta la motivación, sino salud".

Los problemas de las mujeres: Con "Boys Adrift" Sax no quiere decir que las niñas no tengan problemas, lo que sucede es que responden a otra clase de predicamentos. "Las chicas en nuestro país están teniendo muchos problemas, en particular enfocados al tema de la apariencia, en ser regias y flacas, lucir lindas siempre. Eso es muy dañino para ellas; la naturaleza competitiva es grande, porque están muy preocupadas de meterse en la universidad correcta, de tener buenas notas. Las chicas hoy están más ansiosas que las niñas de hace 30 años, entonces están teniendo problemas también. No encontramos muchas mujeres en nuestro país que tengan veintitantos y que estén desganadas, o que estén viviendo en casa sin importarles nada de la vida, o estando sin hacer nada. Las mujeres tienen diferentes problemas, pero ser floja no es uno de ellos".

Sax apunta a un aspecto clave respecto de su libro: no hay que confundir "niño desmotivado" con "niño infeliz". "Son cosas totalmente diferentes. Existen jóvenes hombres ya mayores que siguen viviendo en la casa de sus padres, pero son muy felices, mientras que hay muchas mujeres que trabajan duro y están muy tristes". No hay una condición genética o mental entre hombres y mujeres para explicar esta tendencia. "Lo que pasa es que ha habido un gran cambio; hace treinta años eran los hombres los más motivados en la vida. Hoy el proceso se invirtió y son las mujeres las que están más motivadas".